Yo como la mayoría, odio las despedidas.
A veces nos preguntamos que por qué hay personas que aparecen, ponen tu vida patas arribas, dan un giro de 360° a todo lo que te rodeaba, y luego se van, así, sin más, como si nunca hubieran existido, como si no doliera sus despedidas sin previo aviso.
Nos preguntamos en qué cojones fallamos, qué hicimos mal, y no hablo solo de amor, hablo en general, hablo de todas esas personas que aparecen de la nada, se convierten en todo, y luego como al principio, como dos completos desconocidos.
Y lo peor no es que se vayan, lo peor es que nos cuesta aceptarlo, porque no llegamos a entender eso de que cada persona que aparece es por algo, y que quién se va, también, y lo pasamos mal, lloramos, nos rayamos, nos hacemos tantas preguntas, y obtenemos tan pocas respuestas que nos quema, nos quema por dentro, a día de hoy, después de tanto tiempo, de tantos años, de tantas bajadas y bajones, de tantas rayadas y demás, he entendido que es cierto lo que dicen, eso de lo hablaban. Las personas llegan cuando tienen que llegar, te enseñan algo, como si las personas fueran una asignatura, la despedida el examen, y la vida el profesor.
Y es así, te enseñan lo que tengan que enseñarte, y están solo el tiempo necesario hasta que te aprendas bien la lección, y luego se van, sin más, sin avisar.