En el clavo.
Siempre me decían que eras
una rosa, pero con espinas,
que eras más peligro que seguridad,
que vivías a lo loco, y así tenías
a toda la que pasaba por tu lado.
Al principio, iba con miedos, pues
me sabía tu historial de memoria,
pero con el tiempo, me enseñaste
que las personas no son como
dicen, que a veces son peor, y en
tu caso, son mejor.
Por ello, aposté por ti, y joder,
acerté de pleno.