Nueve mil veces señales
Dicen que todos los cuentos tienen un final, y siempre
es feliz, pero me opongo, me opongo a que todos son
felices, porque si realmente son felices, porque los
protagonistas se alejan, porque se odian, porque acaban
cada uno por su lado. Ella con otro, y él llorando cada
noche en una cama distinta porque ninguna se le parece
a ella. Desde que lo dejaron no han vuelto hablar, se lió
tanto, que pensaron que lo mejor era no verse nunca más,
y él siempre la busca por toda la ciudad, tendríais que verle
cada vez que ve a cualquiera que de espaldas se le asemeje
a ella, cómo se le cambia la cara al pensar que se va a cruzar
con ella, y cómo se le cambia más aún cuando se da cuenta
de que es otra desconocida más.
Ella nunca dice lo que siente, nadie sabe lo que piensa, sólo
saben lo que dice, dice que lo ha olvidado, que es feliz sin él,
que ahora otro le da, lo que él no le dio en tres veranos, él
sólo trata de hacer su vida, cada día más dura y más vacía desde
que no es ella la que se levanta a su lado por las mañanas,
sólo piensa en hablar con ella por última vez, a pesar de todo,
a pesar de todos, sin pensar en cúal fue el motivo de su ruptura,
le da igual, sólo quiere hablar con ella una vez más, y cómo se lo
iba a decir, si nunca baila sola, si cada vez que llega él, se va.
Le ha mandado nueve mil señales, y ninguna con respuesta,
que pena, de él por lo que sufre, y de ella por lo que le queda,
fue un cabrón, pero a ciegas, nunca quiso hacerle sufrir, y le hizo
todo lo que a él en su día le hicieron, a día de hoy se arrepiente,
tarde, bastante tarde, piensa en su cabeza, ya que más da, si ya no
es él el que la besa, qué más da, si ya no hay vuelta atrás, qué más
da, con el tiempo todo volverá a su lugar.
es feliz, pero me opongo, me opongo a que todos son
felices, porque si realmente son felices, porque los
protagonistas se alejan, porque se odian, porque acaban
cada uno por su lado. Ella con otro, y él llorando cada
noche en una cama distinta porque ninguna se le parece
a ella. Desde que lo dejaron no han vuelto hablar, se lió
tanto, que pensaron que lo mejor era no verse nunca más,
y él siempre la busca por toda la ciudad, tendríais que verle
cada vez que ve a cualquiera que de espaldas se le asemeje
a ella, cómo se le cambia la cara al pensar que se va a cruzar
con ella, y cómo se le cambia más aún cuando se da cuenta
de que es otra desconocida más.
Ella nunca dice lo que siente, nadie sabe lo que piensa, sólo
saben lo que dice, dice que lo ha olvidado, que es feliz sin él,
que ahora otro le da, lo que él no le dio en tres veranos, él
sólo trata de hacer su vida, cada día más dura y más vacía desde
que no es ella la que se levanta a su lado por las mañanas,
sólo piensa en hablar con ella por última vez, a pesar de todo,
a pesar de todos, sin pensar en cúal fue el motivo de su ruptura,
le da igual, sólo quiere hablar con ella una vez más, y cómo se lo
iba a decir, si nunca baila sola, si cada vez que llega él, se va.
Le ha mandado nueve mil señales, y ninguna con respuesta,
que pena, de él por lo que sufre, y de ella por lo que le queda,
fue un cabrón, pero a ciegas, nunca quiso hacerle sufrir, y le hizo
todo lo que a él en su día le hicieron, a día de hoy se arrepiente,
tarde, bastante tarde, piensa en su cabeza, ya que más da, si ya no
es él el que la besa, qué más da, si ya no hay vuelta atrás, qué más
da, con el tiempo todo volverá a su lugar.