Injusticias.

No sé por dónde empezar, pero tenía ganas de escribir sobre ésto,
aunque en realidad nadie lo vaya a ver, o casi nadie.

Ayer, iba de camino a casa en mi patinete, y justo por mitad del camino
me topé con una persona "discapacitada", digo discapacitada entre comillas,
porque el tio tenía más cojones que los que no tenemos ningún tipo de
"problema" juntos, era ciego, iba con su bastón para no chocarse, y estaba
cruzando la carretera, claro, no iba en buena dirección, iba dirección del
semáforo y por poco se choca, para mí sorpresa, cuando se da cuenta,
empieza a reirse, sonríe, y sigue para adelante, lo peor de todo es que
había una gran fila de coches, y los de atrás del todo pitando, lo agobiante
que tiene que ser eso en realidad, y el hombre sonriendo.

La verdad es que este tema me ha hecho demasiado reflexionar, y pensar
en las veces que hacemos un mundo, de un granito de arena, las veces
que lloramos, nos quejamos, odiamos, por pequeñas estupideces, por
no tener la mejor vida, ni el mejor móvil, ni el mejor coche, ni cosas ya
sobrevaloradas, obviando que tenemos lo más importante, familia, salud,
y un techo donde resguardarnos. ¿Cuántas personas ahí fuera no tienen
ni una cuarta parte de lo que he nombrado? millones, ¿cuántas personas
están peor que nosotros? millones. Así, que cuando pienses que tu vida
es una puta mierda, sal ahí afuera, o sólo mira a tu vecino, que seguro
que hay alguno mucho peor que tú, y aún sigue sonriendo.

Entradas populares de este blog

Nunca fuimos casualidad

Antes de que sea tarde

Te gané