A ti.

A ti, que me cuidas como nadie,
que me das la mano, cuando solo
veía puñales, cuando no creía en
nada, y mucho menos en nadie.

Tú, que llegaste por casualidad,
y me has ganado poquito a poco,
como dice esa canción que me
recuerda a ti cada vez que la escucho.
Un día, llega alguien que te enseña,
más bien te demuestra, que la vida
no es tan jodida, que no todo el
mundo es igual, que siempre,
después de la tormenta, llega la
calma, y a mi tormenta le llegaste
tú, como ese rayito de luz al final
del tunel. Y es que no tengo palabras
para definir, ni describir la suerte
que he tenido de encontrarte.
Y recuerda, no te vayas ni aunque
te lo pida, porque prefiero la guerra
contigo, al invierno sin ti.
   
                                         XII.

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