Y así fue como se ataron.
Era la tia más guapa de esa reunión, y ella.. ella más o menos lo sabía, pero prefería mantenerse al margen.
Él, no le gustaba, pero un par de miradas fueron suficientes para que le empezara a tocar la fibra sensible, esa que cualquiera no toca, esa que te activa los nervios, la risa nerviosa, que hace que hagas y digas tonterías que solo te hacen soltar un poco de adrenalina. Ella, tenía los ojos más bonitos que él hacia tiempo que no veía, la sonrisa más triste pero más sincera que jamás había visto, y esa mirada -suspiraba- , "ay.., esa mirada" , pensaba él cada vez que la recordaba, recordaba cómo se reía o sonreía cuando él le soltaba alguna de sus tonterías.
Se empezó a sentir grande, invencible, cada vez que estaba con ella, le sabía a poco, solo quería un rato más, o que llegara ese tal día, para volverla a ver, no encontraba razones para todo lo que sentía cuando la veía, pero se dejaba llevar, y cómo no hacerlo con esos ojos marrones y esa sonrisa. Ella, que le hacia ser mejor, él, que se estaba volviendo loco por una poca cuerda. Y así fue como se ataron.