Sin dejar de hacerlo un solo momento.

Y te das cuenta de que te has pillado de verdad, cuando solo
con escuchar su nombre te brillan los ojos, cuando aunque
haya pasado un rato, o unas horas desde que no habláis,
recuerdas algo y sonríes como una tonta, cuando cada vez
que os enfadáis te jode más por el miedo a que decida irse,
sin ni siquiera despedirse, cuando te revienta que le tiren la
caña, pero a la vez te encanta saber que no es de tu propiedad,
pero te pertenece, y es que son los pequeños detalles los que
realmente enamoran, como un mensajito a las tantas mientras
bebes agua diciéndole que le quieres, solo para que sepa que
le recuerdas hasta sonámbula, desde las 9 de la mañana hasta
las 5 de la madrugada, a todas horas, sin dejar de hacerlo un solo momento.

Entradas populares de este blog

Nunca fuimos casualidad

Antes de que sea tarde

Te gané