Cuento.

Empecemos hablando de ella, ella era una chica de esas que más que quitarte el aliento de cerca, te lo robaba mientras se iba, era como toda chavala hoy en día querría ser, alta, guapa, con un tipo diez, con mucho mundo que recorrer, con unos ojos y una sonrisa, que tumbaría a cualquiera, de esas que no le hacia falta ponerse tacones para estar a la altura de cualquier persona que la rodeara. En resumen, era increíble, él, sin embargo, no tenía dónde caerse muerto, mientras ella tenía el mundo a sus pies. Él era esclavo de sus pensamientos, orgulloso, ambicioso, caprichoso, cabezón, y desconocía la palabra "amor", para él el amor eran épocas, era líos de una sola noche, pues nunca nadie le había tratado como se merecía.
Un día, por cosas del destino se cruzaron, gracias a sus amigos, ella vivía enamorada de un infierno, y él no se podía sacar de la cabeza el gran palo de su vida. Cruzaron miradas, palabras, y alguna que otra sonrisa, él se sorprendió al ver lo que tenía delante, para ella.. él era indiferente, y para él, ella era tan solo eso, una chica guapa, con un gran caos en la mirada.
Después de ese día, él, sin saber por qué, no podía parar de pensar en ella, en que quería volver a verla, y lo más antes posible, ella pensó en él, pero no de la misma manera.
Pasado un tiempo, después de días y noches hablando, después de risas, llegó el día en que hubo acercamientos raros, pero sinceros, él empezó a sentir algo en el estómago, una sensación rara, esa que tienes cuando alguien que te atrae está cerca tuya, y ella más de lo mismo, tenía ganas de lanzarse, pero no era de esas, esperó a que lo hiciera él, pero él no pensaba dar ese paso, ¿por qué alguien como ella se iba a fijar en alguien como él? era ilógico, extraño, imposible, estúpido, pensó.
Llegó a casa, y la cena fue indiferente, se fue directamente para su cuarto, a esperar que ella le hablara, y le preguntara como siempre si había llegado bien, estuvieron hablando, pero ese tema no salía, él no quería sacarlo, pues le daba miedo (por definirlo de alguna manera) que ella negara lo que en aquella tarde había ocurrido. Esa noche se podría decir que padeció de insomio, pues no paraba de pensar en lo ocurrido, mientras ella, dormía sin preocupaciones, él no daba de darle vueltas a todo.
Tardaron en verse un par de días, pues ella se fue con su familia un par de días al pueblo, los días justos para que él pudiera poner en orden sus sentimientos, y pensamientos. Durante esos días estuvieron mejor que nunca, aunque fuera en la distancia. Él solo quería verla ya, y aunque no quería, estaba deseando volver a repetir aquella tarde. Y así fue, se volvió a repetir, y esta vez ella dio el paso, le plantó un beso, así, sin más, olvidando las personas que le rodeaban, él sentía algo de confusión, no sabía por qué ella había hecho eso, por qué con él, y no con otro, ¿sería un juego?,¿algo del momento?, ¿un pasatiempo tal vez?.
Desde ese momento, se dio cuenta de que no quería probar otra boca que no fuera la de ella, pues lo que había sentido en ese instante nunca antes lo había sentido con ni por nadie, y tan solo fue un beso, lo justo y necesario para que removiera dentro de él algo extraño, algo que no entendía.
Ha pasado unos meses, él le pidió salir, ella aceptó, tienen baches, pero como todas las relaciones, ella tiene miedo de que otra mejor aparezca, y él se ríe de ello, pues para él no hay ninguna igual, ni mejor.

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