Punto, final.

No sé cómo empezar esto, sólo sé que
sólo quiero que acabe todo, no sé cómo
pude confiar tanto en alguien, que no
sabía ni lo que quería, no sé cómo pude
poner la mano tanto en el fuego, por
alguien, que era quién me quemaba,
no sé cómo pude parar balas por ti,
siendo al fin y al cabo tú, quién disparaba,
no sé cómo pude ponerte en un pedestal
si fuiste tú, quien se tiró de cabeza,
no sé cómo pude querer pasar una vida
junto a alguien que no sabía ni vivir,
no sé cómo pude tenerte en una caja
de cristal, siendo tú la que salía de ella
cada vez que quería, no sé cómo pude
evitar las piedras a tu tejado, cuando eras
tú quién las amontonaba sola, no sé
cómo pude mirar más por tu felicidad que
por la mía, cuando tú sólo tratabas de
robarme la sonrisa, de robarme la
paz mental, y la tranquilidad, sólo
porque viéndome cabreada, te hacia
disfrutar.

- y yo pensaba que era romántico cuando me lo decías, que te encantaba verme cabreada, para luego quitarme el enfado a besos.

No sé cómo he podido dar tantas
oportunidades, a alguien que no se
merecía ni la primera, no sé cómo he
podido jugarmela tanto, por alguien
que me la terminó jugando, tú, que
perdías el sueño si alguien llamaba
un poco mi atención, tú que decías
tener miedo de perderme, porque era
todo lo que necesitabas, y al final,
lo único que necesitabas, era no
quedarte sin nadie, y ahora ven, y dime
que ahora también me estoy equivocando,
como cada vez que yo sabía la verdad,
y aún así, mirándome a los ojos,
me jurabas que era todo mentira, que
tú no eras como yo creía, que todo era
mis fantasías, y cómo le dabas la vuelta
a la tortilla, cuando te veías entre la
espada y la pared. No me arrepiento
de nada, porque yo, lo que hice, lo hice
de corazón, ese, que a ti, a día de hoy,
te falta.

Entradas populares de este blog

Nunca fuimos casualidad

Antes de que sea tarde

Te gané